Salmo 90: Reflexionando sobre la Brevedad de la Vida y la Eternidad de Dios

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El Salmo 90, atribuido a Moisés, es una meditación profunda sobre la naturaleza de la vida humana y la inmensidad de Dios. En este salmo, Moisés, como líder del pueblo de Israel, expresa la fragilidad de la vida humana en contraste con la eternidad de Dios.

La Brevedad de la Vida Humana

El salmista comienza reconociendo la transitoriedad de la vida humana: "Antes que naciesen los montes, y antes que formases la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad tú eres Dios." (Salmo 90:2). A través de esta imagen, el salmista nos recuerda que la existencia humana es solo un breve parpadeo en la historia, un instante efímero en comparación con la eternidad de Dios.

La imagen de la niebla se utiliza para ilustrar la fragilidad de la vida humana: "Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer que pasó, y como una vigilia de la noche." (Salmo 90:4). La vida humana, como la niebla, se desvanece rápidamente, dejando solo un recuerdo fugaz.

El Flujo Implacable del Tiempo

El salmista observa cómo el tiempo fluye implacablemente: "Tú los llevas como a una corriente; son como un sueño; como la hierba que por la mañana crece y por la tarde se seca y se marchita." (Salmo 90:5-6). La imagen de la hierba que crece y se marchita en un solo día ilustra la rapidez con la que la vida se consume.

Esta comprensión de la brevedad de la vida puede generar sentimientos de angustia y desesperación. El salmista expresa esta sensación al decir: "Nos has consumido con tu ira, y con tu furor hemos sido turbados." (Salmo 90:7). La conciencia de nuestro propio fin puede generar miedo y una profunda tristeza.

La Eternidad de Dios y Su Fidelidad

Sin embargo, el Salmo 90 no se queda en la desesperación. El salmista encuentra consuelo en la eternidad de Dios y en su fidelidad: "Has puesto nuestras iniquidades delante de ti, nuestros pecados ocultos a la luz de tu rostro." (Salmo 90:8). A pesar de nuestros pecados y de nuestra fragilidad, Dios permanece constante, un refugio seguro en medio de la tempestad de la vida.

El salmista expresa su deseo de vivir con sabiduría: "Enséñanos a contar nuestros días, para que traigamos al corazón sabiduría." (Salmo 90:12). La consciencia de nuestra brevedad nos impulsa a buscar sabiduría y a usar nuestro tiempo de manera significativa.

El Consuelo de la Presencia de Dios

El Salmo 90 culmina con un llamado a la esperanza: "Que la obra de tus manos sea sobre nosotros; la obra de tus manos, que nosotros seamos establecidos." (Salmo 90:17). A pesar de la fragilidad de la vida, el salmista confía en la misericordia y el amor de Dios.

En medio de la incertidumbre y la fragilidad de la vida, el Salmo 90 nos ofrece un mensaje de esperanza y consuelo: Dios es eterno, su amor y fidelidad permanecen inalterables. La brevedad de la vida, lejos de ser una fuente de angustia, nos invita a vivir con intención y a encontrar nuestra verdadera identidad en la presencia de Dios.

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