La Justicia de Dios a Través de la Fe
La Ley y la Incapacidad Humana
En la carta a los Romanos, Pablo aborda una pregunta fundamental: ¿Cómo podemos ser justificados ante Dios? ¿Cómo podemos alcanzar la paz con Él? En el capítulo 3, expone la verdad de que todos, judíos y gentiles, han pecado y están desprovistos de la gloria de Dios.
Romanos 3:23 nos dice: "Porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". Esto significa que, por naturaleza, somos incapaces de alcanzar la justicia perfecta que Dios requiere. La ley, en lugar de ayudarnos, nos revela nuestra propia impotencia.
Romanos 3:20 afirma: "Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él, pues por medio de la ley es el conocimiento del pecado".
La ley nos muestra lo que es correcto, pero no tiene el poder para cambiarnos y hacernos justos. La ley nos condena porque no podemos cumplirla a la perfección.
La Justicia de Dios por la Fe
Es en este punto donde Romanos 3:31 entra en escena: "¿Desechamos entonces la ley por la fe? En ninguna manera. Antes bien, establecemos la ley." Este versículo nos presenta una verdad crucial: la fe no anula la ley, sino que la confirma.
La fe no es una licencia para desobedecer, sino una respuesta al amor de Dios. La fe nos lleva a reconocer nuestra propia insuficiencia y a buscar la justicia que solo se encuentra en Cristo.
Romanos 3:24 nos explica: "siendo justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús". Dios, en Su infinita misericordia, nos ofrece la justicia perfecta a través de la fe en Jesucristo.
La Salvación por Gracia
La justificación, es decir, ser declarados justos ante Dios, no se logra por nuestras obras, sino por la gracia de Dios. Romanos 3:28 explica: "Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley".
La gracia de Dios, por la cual somos salvados, se revela en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Jesús, siendo completamente humano y completamente divino, vivió una vida perfecta, murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día.
Romanos 4:5 nos dice: "Pero al que no obra, sino cree en Aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia".
La fe es un regalo de Dios, y al creer en Jesús, recibimos la justicia que Él nos ha ganado. Esta es la verdad que nos llena de esperanza y nos da paz con Dios.
La Importancia de la Fe
La fe en Jesús no es un ejercicio pasivo, sino una confianza activa en su obra redentora. Es una decisión consciente de entregar nuestra vida a Él y seguir sus enseñanzas.
Romanos 3:22 afirma: "porque no hay diferencia, pues todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios".
Sin importar nuestra raza, origen o pasado, todos necesitamos la gracia de Dios. La fe nos une en Cristo, rompiendo barreras y creando una nueva familia.
Romanos 3:31 nos recuerda que la ley, en lugar de ser un impedimento, nos lleva a la fe. La ley nos muestra nuestra propia necesidad de la justicia de Dios, y la fe nos abre las puertas a la gracia que nos ofrece la salvación.
Vivir en fe es vivir en libertad, sabiendo que somos aceptados por Dios no por nuestras acciones, sino por Su amor infinito. A través de la fe en Jesucristo, encontramos la paz con Dios y la esperanza de una vida nueva.
Preguntas Frecuentes sobre Romanos 3:31
¿Qué dice Romanos 3:31?
¿Anulamos entonces la ley por la fe? En ninguna manera. Al contrario, confirmamos la ley.
¿Qué significa "anulamos la ley por la fe"?
Esta frase se refiere a la idea de que la fe en Jesús elimina la necesidad de seguir la ley mosaica para ser salvo. Algunos creían que la fe en Jesús significaba que ya no tenían que obedecer las leyes del Antiguo Testamento.
¿Qué significa "confirmamos la ley"?
Pablo está diciendo que la fe en Jesús no anula la ley, sino que la confirma. La ley nos muestra nuestro pecado y nuestra necesidad de un salvador. La fe en Jesús nos da la gracia para obedecer la ley de Dios.
¿Cuál es la relación entre la ley y la fe?
La ley nos muestra nuestro pecado y nuestra necesidad de un salvador. La fe en Jesús nos da la gracia para obedecer la ley de Dios. La ley y la fe trabajan juntas para llevarnos a la salvación.