La Misión de Jesús: Buscar y Salvar lo Perdido

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En un mundo lleno de ruido y distracciones, a veces es fácil perder de vista el mensaje central del Evangelio. Sin embargo, en medio de las complejidades de las enseñanzas de Jesús, encontramos un hilo conductor que nos guía hacia su propósito principal: buscar y salvar lo que se había perdido. Esta verdad se resume magistralmente en Mateo 18:11, donde Jesús dice: "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido".

Estas palabras de Jesús nos revelan una imagen conmovedora: la de un pastor que busca con anhelo a su oveja perdida. No se limita a esperar a que la oveja regrese, sino que se lanza a la búsqueda, dispuesto a dejar todo atrás para encontrarla y traerla de regreso al redil. De la misma manera, Jesús no vino a este mundo para juzgar, sino para buscar y salvar a aquellos que habían perdido su camino.

Jesús Vino a Salvar lo que se Había Perdido

La frase "salvar lo que se había perdido" nos lleva a comprender que Jesús vino a ofrecer una solución definitiva a la condición humana. La humanidad, por su naturaleza, se ha desviado del camino de Dios. Hemos perdido nuestro sentido de propósito, nuestra conexión con el Creador y nuestra esperanza de un futuro eterno.

Jesús, a través de su sacrificio en la cruz, ofreció una solución a este problema. Él se convirtió en el puente entre Dios y el hombre, pagando el precio por nuestros pecados y abriendo el camino a la reconciliación. Su muerte y resurrección nos ofrecen la oportunidad de ser salvados de la condenación eterna y de recibir la vida eterna.

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Ejemplos de la Búsqueda de Jesús

A lo largo de su ministerio, Jesús demostró constantemente su amor por los perdidos. Se relacionó con publicanos, prostitutas, leprosos y aquellos que eran marginados por la sociedad. Les ofreció sanidad, perdón y esperanza.

En Lucas 19, encontramos la historia de Zaqueo, un recaudador de impuestos que era despreciado por la gente. Jesús, sin importar su reputación, se dirigió hacia él, diciendo: "Zaqueo, desciende pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa". Este gesto de amor y aceptación cambió la vida de Zaqueo, quien se arrepintió de sus pecados y se dedicó a servir a Dios.

Jesús Vino a Restaurar lo que se Había Perdido

La salvación no se limita únicamente a una liberación del castigo, sino a una restauración completa. Jesús vino a restaurar lo que se había perdido en nuestras vidas: nuestra relación con Dios, nuestra identidad, nuestro propósito y nuestra esperanza.

Cuando nos acercamos a Jesús, Él nos da un nuevo comienzo. Nos limpia de nuestros pecados y nos llena con su Espíritu Santo, que nos empodera para vivir una vida nueva. Nos transforma de adentro hacia afuera, restaurando nuestra alma y nuestro espíritu.

Ejemplos de Restauración

En la Biblia encontramos muchos ejemplos de personas que fueron restauradas por Jesús.

  • La mujer samaritana en Juan 4, quien había tenido cinco maridos y vivía en pecado, encontró perdón y restauración a través de su encuentro con Jesús.
  • El hombre paralítico en Marcos 2, quien fue sanado y liberado de su enfermedad, experimentó la restauración física y espiritual.
  • El ciego de nacimiento en Juan 9, quien recibió la vista, fue restaurado a una vida plena y con propósito.
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Estos ejemplos nos muestran que la restauración de Jesús es real y poderosa. Él puede restaurar cualquier área de nuestras vidas que haya sido afectada por el pecado, la enfermedad o la pérdida.

Jesús Vino a Buscar lo que se Había Perdido

La frase "buscar lo que se había perdido" nos habla de la iniciativa de Jesús. Él no espera a que nosotros lo busquemos a Él, sino que se lanza a la búsqueda de nosotros. Su amor es tan grande que sale a nuestro encuentro, incluso cuando estamos perdidos y alejados de Él.

Jesús conoce nuestro corazón y nuestras necesidades, incluso cuando nosotros mismos no las conocemos. Él está dispuesto a buscarnos hasta en los lugares más oscuros y difíciles, con el deseo de traernos de regreso a su presencia.

Ejemplos de la Búsqueda Activa de Jesús

La parábola de la oveja perdida en Lucas 15 nos ilustra de manera hermosa la búsqueda activa de Jesús. Un pastor que tiene cien ovejas, pero se da cuenta que una se ha perdido, deja a las noventa y nueve para buscar a la que se había extraviado.

Esta parábola nos enseña que Jesús se preocupa por cada uno de nosotros, sin importar cuán perdidos nos sintamos. Él no nos ignora o nos da por perdidos. Él se preocupa por cada uno de nosotros y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para encontrarnos y llevarnos de regreso a su lado.

La misión de Jesús, como se refleja en Mateo 18:11, es una verdad fundamental que nos debe impulsar a vivir vidas de servicio y amor. Debemos ser como Jesús, buscando y salvando a aquellos que se han perdido, restaurando lo que se ha roto y ofreciendo esperanza a los desesperados.

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Esta misión no se limita a un lugar o a un grupo de personas, sino que se extiende a todo el mundo. Debemos ser instrumentos de amor y gracia en la vida de los demás, reflejando el corazón de Jesús y llevando su mensaje de esperanza a cada rincón del mundo.

Preguntas Frecuentes sobre Mateo 18:11

¿Qué vino a hacer Jesús?

Jesús vino a salvar lo que se había perdido.

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