La Importancia del Tiempo y la Comunicación en la Relación con Dios

Construyendo Relaciones a Distancia: Lecciones de una Relación Militar

Cuando mi esposa y yo comenzamos a salir, me mudé a ocho horas de distancia debido a mis obligaciones con el Ejército de los Estados Unidos en Ft. Bragg, NC. Esta separación, marcada por cartas y llamadas telefónicas de larga distancia, puso a prueba nuestra relación. Sin embargo, contra todo pronóstico, nuestra relación floreció, culminando en matrimonio y tres hijos. Esta experiencia nos enseñó valiosas lecciones sobre cómo nutrir una relación a distancia.

La clave para fortalecer una relación radica en dos aspectos fundamentales: el tiempo dedicado y la comunicación. Pasar tiempo juntos y comunicarse efectivamente son esenciales para conocerse mejor y profundizar en la relación. En el caso de relaciones a distancia, como la nuestra, estas prácticas son aún más cruciales.

Aplicando Estas Lecciones a Nuestra Relación con Dios

Al igual que en las relaciones humanas, nuestra relación con Dios requiere de tiempo y comunicación dedicados. Si deseamos crecer en nuestra relación con Él y experimentar la alegría de conocerlo más, debemos comprometernos activamente.

Dedicar un tiempo establecido cada día es fundamental. Muchos encuentran útil empezar las mañanas en oración y estudio de la Biblia, momentos en los que aún no estamos abrumados por las exigencias del día. La oración y la lectura bíblica son formas clave de comunicación con Dios: a través de la oración hablamos con Dios, y mediante Su Palabra, Él nos habla a nosotros.

Desarrollando una Rutina Espiritual Matutina

Comenzar el día con una oración de agradecimiento y alabanza, presentando nuestras preocupaciones y peticiones, prepara nuestro corazón para enfrentar el día con una perspectiva centrada en Dios. No hay que limitar la comunicación con Dios solo a este tiempo matutino; es beneficioso mantener una actitud de oración a lo largo del día.

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La lectura bíblica debe ser una búsqueda activa para escuchar la voz de Dios, no solo un ejercicio para cumplir una cuota. No importa la cantidad leída, sino la calidad de la interacción y la apertura del corazón a lo que Dios desea revelar.

Al igual que en mi relación con mi esposa, no fue una sola llamada telefónica la que nos unió, sino la repetición diaria de esos momentos de comunicación. Lo mismo se aplica a nuestra relación con Dios: es la dedicación diaria y constante lo que nos acerca más a Él.

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