La Vida Eterna: Un Paso de Muerte a Vida

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En el corazón del Evangelio de Juan, encontramos una profunda verdad que cambia la vida: "En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida." (Juan 5:24). Este versículo nos presenta una realidad trascendente que no se limita a una simple creencia, sino que implica un cambio radical y profundo en nuestra existencia.

La muerte a la que se refiere este pasaje no es solo la muerte física, sino una muerte espiritual, una separación de Dios. Es una vida sin propósito, sin esperanza, sin amor verdadero. Esta muerte nos mantiene en un estado de esclavitud al pecado y al temor. En contraste, la vida que Jesús ofrece es una vida llena de propósito, esperanza y amor, una vida en la que la presencia de Dios nos llena de alegría y paz.

Oír la Palabra y Creer en el Enviado

Para acceder a esta vida, el primer paso es oír la palabra de Jesús. Esto significa no solo escuchar las palabras de la Biblia, sino también permitir que la palabra de Dios penetre en nuestro corazón y transforme nuestra mente. La palabra de Dios es viva y poderosa, y tiene el poder de cambiar nuestras vidas.

El segundo paso crucial es creer en el que envió a Jesús: el Padre. Esto significa confiar en el amor de Dios, su poder y su promesa de salvación. Es aceptar que Jesús es el camino, la verdad y la vida, y confiar en su sacrificio en la cruz como la única forma de obtener la vida eterna.

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El Camino de la Fe

La fe en Jesús no es un acto pasivo, sino un compromiso activo. Implica dejar atrás la vieja vida, llena de pecado y temor, y abrazar la nueva vida que Jesús ofrece. Este compromiso es un proceso continuo que requiere de la voluntad de obedecer la voluntad de Dios y seguir sus enseñanzas.

Es como un viaje en el que dejamos atrás el desierto árido de la muerte espiritual y entramos en el jardín floreciente de la vida eterna. En este viaje, Dios nos acompaña en cada paso, guiándonos y fortaleciéndonos. El camino no siempre será fácil, pero la promesa de la vida eterna nos da la fortaleza para seguir adelante.

La Vida Eterna: Un Don Inmerecido

La vida eterna no es algo que merecemos, sino un don inmerecido de Dios. Es un regalo de su gracia, un regalo que recibimos por fe, no por obras. La vida eterna es una realidad presente que podemos experimentar aquí y ahora, incluso mientras estamos en este cuerpo mortal. La presencia de Dios en nuestras vidas nos llena de paz, alegría y esperanza, a pesar de las dificultades que podamos enfrentar.

El versículo de Juan 5:24 no solo nos habla de una vida eterna futura, sino de una transformación presente. La vida eterna comienza en el momento en que creemos en Jesús. Es un proceso continuo de crecimiento en la fe, en el amor y en la semejanza a Dios. Es un viaje que nos lleva a una vida plena y significativa, donde la presencia de Dios nos acompaña en cada paso.

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En Conclusión

La promesa de "pasar de muerte a vida" es una realidad que podemos experimentar hoy. Al oír la palabra de Jesús, creer en el que lo envió, y vivir una vida de fe, podemos acceder a una vida llena de propósito, esperanza y amor. La vida eterna no es solo un destino futuro, sino una experiencia presente que nos llena de paz, alegría y la seguridad de que Dios está con nosotros.

Preguntas frecuentes sobre Juan 5:24

¿Qué significa Juan 5:24?

Juan 5:24 habla de la vida eterna que se obtiene al creer en Jesús.

¿Quién es el "que me envió" en Juan 5:24?

"El que me envió" se refiere al Padre, Dios, que envió a Jesús al mundo.

¿Qué significa "pasar de muerte a vida" en Juan 5:24?

Significa pasar de un estado de separación de Dios a un estado de unión con Él.

¿Cómo se obtiene la vida eterna según Juan 5:24?

Se obtiene al oír la palabra de Jesús y creer en el que lo envió.

¿Qué significa "no vendrá a condenación" en Juan 5:24?

Significa que quien cree en Jesús no será juzgado por Dios.

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