El Enigmático "No Me Toques" de Juan 20:17

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En el corazón de la narrativa de la resurrección de Jesús, encontramos un momento único y profundo que ha cautivado a teólogos y creyentes durante siglos. En Juan 20:17, Jesús, recién resucitado, le dice a María Magdalena: "No me toques; porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios." Estas palabras, cargadas de significado teológico, nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza de la resurrección, la relación entre Jesús y el Padre, y la conexión entre Jesús y sus seguidores.

La Resurrección y el Camino al Padre

La resurrección de Jesús es un evento fundamental para la fe cristiana. Representa la victoria sobre la muerte y la promesa de vida eterna. Sin embargo, en Juan 20:17, Jesús no se presenta como un ser totalmente glorificado. Él aún no ha "subido" al Padre. Esta frase nos recuerda que la resurrección de Jesús no fue un simple regreso a la vida, sino un proceso de transformación y ascensión hacia una nueva realidad.

Jesús, en su estado resucitado, aún no ha completado su misión. Él necesita ascender al Padre para completar su obra y preparar un lugar para sus discípulos en el cielo. Esta ascensión, descrita en el libro de Hechos, marca el inicio de la nueva era de la iglesia y la promesa de la segunda venida de Cristo.

La Unidad entre Jesús y el Padre

Las palabras "Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" reafirman la profunda unidad entre Jesús y el Padre. Jesús no solo es el Hijo del Padre, sino también el Hijo de sus seguidores, uniéndolos en una relación de amor y dependencia. Esta unidad no solo se da en la esfera divina, sino que se extiende también a la humanidad.

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Jesús nos "subió" a la presencia del Padre, no solo para él mismo, sino también para nosotros. A través de su sacrificio y resurrección, abrió el camino hacia la reconciliación con Dios, permitiendo que todos aquellos que lo aceptan puedan acceder a la presencia del Padre.

El Llamado a la Misión y la Esperanza

Las palabras de Jesús a María Magdalena no solo son un recordatorio de su ascensión, sino también un llamado a la misión. Él le pide que vaya a sus hermanos y les comunique su mensaje de esperanza. La resurrección de Jesús es una fuente de esperanza para todos, un testimonio de que la muerte no tiene la última palabra.

Jesús nos da esta misma esperanza. A pesar de las dificultades y tribulaciones que podemos enfrentar en la vida, la promesa de la resurrección nos anima a perseverar con la certeza de que la victoria final será nuestra.

Conclusión: Un Encuentro Transformador

El encuentro entre Jesús resucitado y María Magdalena en Juan 20:17 es un momento de profunda transformación. Es un momento de esperanza, unidad y llamado a la misión. Las palabras de Jesús nos recuerdan que la vida cristiana no se limita a una experiencia individual, sino que nos llama a compartir la buena noticia con el mundo.

Es en la proclamación de su resurrección, en la confianza en su promesa de ascensión, y en la búsqueda de la unidad con el Padre, que encontramos el verdadero significado de la vida cristiana.

Preguntas Frecuentes sobre Juan 20:17

¿Por qué Jesús le dice a María Magdalena que no lo toque?

Jesús le dice a María Magdalena que no lo toque porque aún no ha ascendido al Padre.

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¿Qué mensaje les pide Jesús que María Magdalena lleve a sus hermanos?

Jesús le pide a María Magdalena que les diga a sus hermanos que él está ascendiendo al Padre y que es también su Padre, su Dios y su Dios.

¿Cuál es el significado de "subir al Padre"?

"Subir al Padre" se refiere a la ascensión de Jesús al cielo, donde estará con Dios, su Padre.

¿Qué significa que Jesús es también el Padre y Dios de los hermanos?

Esto significa que Jesús, como Dios, es también el Padre y Dios de todos los que creen en él.

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