Juan 10:28 - La Promesa Inquebrantable de Vida Eterna

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En el corazón del Evangelio de Juan, encontramos un pasaje que ofrece una promesa de esperanza y seguridad inquebrantable: “Y yo les doy vida eterna, y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 10:28). Estas palabras, pronunciadas por Jesucristo, resuenan con una fuerza impactante, revelando la profundidad de su amor y la seguridad que ofrece a todos los que creen en Él.

El Pastor y Sus Ovejas

Para comprender el verdadero significado de Juan 10:28, es fundamental situarlo en su contexto. Jesús, el Buen Pastor, está hablando a sus ovejas, a quienes ama y conoce por nombre. Él es el único camino hacia el Padre, y las ha llamado a seguirlo, a confiar en Él. La imagen del pastor y las ovejas nos recuerda que Jesús se preocupa profundamente por cada uno de nosotros, protegiéndonos y guiándonos hacia la vida eterna.

La Seguridad de la Promesa

Jesús no solo promete vida eterna, sino que también garantiza que nadie podrá arrebatarla. Estas palabras son una fuente de consuelo y esperanza para todos los que se sienten perdidos, inseguros o amenazados. No importa qué circunstancias enfrenten, la promesa de Jesús permanece firme, como una roca en medio de una tormenta. Él es el único que tiene el poder de vencer a la muerte y darnos la vida eterna.

¿Qué Significa Vida Eterna?

La vida eterna no se refiere simplemente a vivir para siempre, sino a una existencia llena de propósito, significado y comunión con Dios. Es una relación íntima con Jesús, donde experimentamos su amor, su gracia y su presencia constante. Es un viaje de transformación, donde somos liberados del pecado y la muerte, y somos hechos nuevos en Cristo.

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Un Regalo Inmerecido

Es importante entender que la vida eterna es un regalo de Dios, no algo que merecemos. Es un regalo que recibimos por gracia, por la fe en Jesucristo. “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9).

La Importancia de la Fe

Juan 10:28 nos recuerda la importancia de la fe en nuestra relación con Dios. Jesús nos invita a confiar en Él, a creer en su promesa de vida eterna. La fe nos permite abrir nuestro corazón a su amor y a su poder salvador.

Un Camino a Seguir

La fe no es una acción pasiva, sino un camino a seguir. Es un compromiso constante de buscar a Dios, de leer su Palabra, de obedecer sus mandamientos y de compartir su amor con otros. "Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que es remunerador de los que le buscan." (Hebreos 11:6)

Un Llamado a la Acción

Juan 10:28 no solo nos ofrece una promesa, sino que también nos llama a la acción. Somos llamados a buscar a Dios, a confiar en Él y a vivir una vida que refleje su amor. Al seguir a Jesús, encontramos la verdadera vida, la vida eterna, que nadie puede arrebatarnos.

Un Futuro Seguro

En un mundo lleno de incertidumbre, la promesa de Juan 10:28 nos da una esperanza segura. Sabemos que, al confiar en Jesús, tenemos un futuro seguro, una vida eterna que comienza ahora y se extiende por toda la eternidad.

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Preguntas Frecuentes sobre Juan 10:28

¿Qué dice Juan 10:28?

Y yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.

¿Qué significa "vida eterna" en Juan 10:28?

"Vida eterna" en este versículo se refiere a una relación continua con Dios, comenzando ahora y extendiéndose por toda la eternidad.

¿Quiénes son los que reciben "vida eterna" según Juan 10:28?

Juan 10:28 se refiere a aquellos que creen en Jesús, aquellos que son sus ovejas.

¿Por qué nadie puede arrebatar a las ovejas de la mano de Jesús?

Jesús es quien da la vida eterna y nadie puede arrebatarla porque su poder es superior a cualquier fuerza que intente separarnos de Él.

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