El Llamado a la Acción: Hechos 2:37-38 y el Camino a la Salvación

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El día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, llenándolos de poder y dándoles la capacidad de hablar en otras lenguas. Esta poderosa manifestación de Dios atrajo a una multitud de personas de todas las naciones, quienes fueron testigos de este extraordinario evento. Entre ellos se encontraba una multitud que se encontraba profundamente conmovida y, con el corazón lleno de inquietud, le preguntó a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Hermanos, ¿qué haremos?" (Hechos 2:37).

Esta pregunta, aparentemente simple, revela una profunda necesidad en el corazón humano: el deseo de saber cómo acercarse a Dios, cómo encontrar perdón por sus pecados y cómo alcanzar la paz con Él. La respuesta de Pedro, registrada en Hechos 2:38, es un faro de esperanza para toda persona que busca un camino hacia Dios: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo."

Arrepentimiento: Un Cambio de Mente y de Vida

El primer paso hacia la salvación es el arrepentimiento. Este no es simplemente sentir pena por nuestros errores, sino un cambio radical en nuestra forma de pensar y de vivir. Implica reconocer que hemos pecado contra Dios, que hemos vivido una vida separada de Él, y que necesitamos un cambio profundo en nuestro corazón. El arrepentimiento nos lleva a apartarnos de nuestros caminos pecaminosos y a buscar la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Imagínate a un pescador que ha estado utilizando una técnica incorrecta durante años y que no ha logrado pescar nada. Un día, un experto le enseña una nueva técnica, la cual le promete una abundante pesca. El pescador, convencido de que la nueva técnica es mucho mejor, decide cambiar su forma de pescar por completo. Dejar de lado sus métodos antiguos y confiar en la nueva técnica representa un cambio de mentalidad y una transformación en su forma de pescar. De forma similar, el arrepentimiento es un cambio de mentalidad, una transformación en la forma en que vivimos nuestras vidas.

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Bautismo: Una Simbólica Inmersión en Cristo

El segundo paso es el bautismo. Este es un acto simbólico que representa nuestra muerte al pecado y nuestra nueva vida en Cristo. Al ser sumergidos en el agua, estamos muriendo a nuestra vieja vida y resucitando a una nueva, limpia de pecado y llena del Espíritu Santo. El bautismo es un testimonio público de nuestra fe en Jesús y nuestra decisión de seguirlo.

El bautismo es como un nuevo nacimiento. Nacemos en este mundo con una naturaleza pecaminosa, pero al ser bautizados en Cristo, nacemos de nuevo. Nuestra naturaleza pecaminosa es lavada y somos hechos nuevas criaturas en Cristo.

Recibir el Don del Espíritu Santo

El último paso, recibir el don del Espíritu Santo, es la culminación de la obra redentora de Dios en nuestras vidas. El Espíritu Santo nos llena de poder, nos guía en la verdad, nos ayuda a vencer la tentación y nos capacita para vivir una vida santa en obediencia a Dios.

El Espíritu Santo es como un viento que llena nuestras velas, impulsándonos a navegar hacia la voluntad de Dios. Nos da la fuerza para enfrentar los desafíos de la vida, nos ayuda a entender la Biblia y nos capacita para compartir el amor de Dios con otros.

La Respuesta a Una Pregunta Eterna

La pregunta de la multitud en Hechos 2:37 es una pregunta que ha resonado en los corazones de la humanidad a lo largo de la historia: "¿Qué haremos?" La respuesta se encuentra en el mensaje de salvación que nos ofrece Jesús. Arrepentimiento, bautismo y la recepción del Espíritu Santo son los pasos que nos llevan a la paz con Dios, a la vida abundante y a la esperanza de la vida eterna.

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No importa cuál sea nuestro pasado, no importa cuán lejos nos hayamos alejado de Dios, siempre hay esperanza. Dios nos ama y nos ofrece la oportunidad de cambiar nuestro rumbo y experimentar su gracia. Al seguir los pasos que nos indica Dios, podemos encontrar la respuesta a la pregunta eterna: "¿Qué haremos?"

Preguntas frecuentes

¿Qué dijeron las personas al oír el sermón de Pedro?

Dijeron: "Hermanos, ¿qué haremos?"

¿A quién se dirigieron las personas con su pregunta?

Se dirigieron a Pedro y a los otros apóstoles.

¿Cómo se sintió la gente al oír el sermón de Pedro?

Se sintieron compungidos de corazón.

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