La concupiscencia en la Biblia: Un deseo que puede llevar a la muerte
La palabra "concupiscencia" tiene una connotación negativa en el contexto bíblico. No se refiere simplemente a un deseo intenso, sino a un deseo que nos aleja de Dios y nos conduce al pecado. Es un deseo perverso que nos "arrastra" hacia la muerte espiritual.
El origen de la concupiscencia
La concupiscencia nace de la naturaleza pecaminosa del corazón humano. La Biblia nos dice que "el corazón del hombre es engañoso más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo comprenderá?" (Jeremías 17:9). Desde el mismo nacimiento, somos propensos a deseos egoístas que buscan la satisfacción inmediata, sin tener en cuenta la voluntad de Dios.
El ejemplo clásico de la concupiscencia se encuentra en la tentación de Jesús en el desierto. Satanás, el tentador, le presentó tres ofertas: convertir piedras en pan para satisfacer su hambre, arrojarse desde lo alto del templo para probar a Dios, y obtener todos los reinos del mundo a cambio de adorarlo. Jesús resistió todas estas tentaciones, mostrando que la concupiscencia no es una fuerza invencible. La lucha contra la concupiscencia es una batalla que todos enfrentamos.
La progresión de la concupiscencia
La concupiscencia comienza como una semilla, un pensamiento o un deseo que germina en nuestro corazón. Al principio, puede parecer inofensivo, pero si no se controla, puede crecer y tomar fuerza. Pensemos en una planta que comienza como una semilla diminuta. Si se la riega y se la alimenta con tierra fértil, crecerá y se convertirá en una planta robusta. De la misma manera, la concupiscencia, si no se reprime, se fortalece y se convierte en un deseo dominante.
La Biblia nos advierte sobre el peligro de la concupiscencia: "Porque las concupiscencias de la carne son enemigas de Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden" (Romanos 8:7). La concupiscencia nos aleja de Dios y nos acerca al pecado.
Vencer la concupiscencia
La concupiscencia nos asedia a todos, ya que el corazón humano busca constantemente su propia satisfacción. Sin embargo, no somos impotentes frente a sus tentaciones. La Biblia nos ofrece una guía para vencer la concupiscencia:
- Renueva tu mente: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2). Debemos renovar nuestra forma de pensar, dejando de lado los deseos egoístas y enfocándonos en la voluntad de Dios.
- Busca la ayuda del Espíritu Santo: "Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos mora en vosotros, el que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros" (Romanos 8:11). El Espíritu Santo es nuestro ayudador, nos da la fuerza para resistir la tentación y nos guía en el camino de la santidad.
- Enfócate en la gloria de Dios: "Así que, ya sea que comáis, o que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31). Cuando nuestros deseos se centran en agradar a Dios, la concupiscencia pierde su control sobre nosotros.
La concupiscencia en el Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento analiza la concupiscencia en profundidad, especialmente en las cartas de Pablo. Pablo enfatiza que la concupiscencia es una fuerza poderosa que nos arrastra a pecar y nos separa de Dios.
En la carta a los Romanos, Pablo describe la lucha interna que experimentamos entre nuestro deseo de hacer lo bueno y la influencia del pecado: "Porque yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero el hacer el bien no lo encuentro" (Romanos 7:18).
Pablo también habla de la ley del pecado, que nos encadena a la concupiscencia: "Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte" (Romanos 8:2). La ley del pecado nos atrae al mal, pero la ley del espíritu nos libera de su control.
La concupiscencia y el deseo sexual
Si bien la concupiscencia abarca cualquier deseo que nos aleja de Dios, el deseo sexual es un área donde se hace especialmente evidente. La Biblia advierte sobre la concupiscencia sexual, enfatizando que debemos controlarla y buscar una vida de pureza:
- Mateo 5:28: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón".
- 1 Corintios 6:18: "Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo; pero el que fornica peca contra su propio cuerpo".
- 1 Tesalonicenses 4:3-4: "Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os abstengáis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia mujer en santidad y honor, no en codicia de concupiscencia como los gentiles que no conocen a Dios".
La concupiscencia y el dinero
La Biblia también nos advierte sobre la concupiscencia por el dinero, considerándola una fuente de muchas tentaciones:
- Mateo 6:24: "Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se apegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas".
- 1 Timoteo 6:10: "Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores".
- Hebreos 13:5: "Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis; porque él dijo: No te dejaré, ni te desampararé".
La concupiscencia y la autosuficiencia
La concupiscencia también puede llevarnos a la autosuficiencia, la confianza en nuestras propias capacidades y recursos, en lugar de depender de Dios.
- Proverbios 3:5: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia".
- 1 Corintios 1:29: "Para que nadie se jacte en hombre alguno; porque de él son todas las cosas, por él, y para él: a él sea la gloria por los siglos. Amén".
La concupiscencia y el camino hacia la libertad
La Biblia nos enseña que la concupiscencia, aunque poderosa, no tiene que controlarnos. Podemos vencerla a través de la fe en Cristo, la oración y la obediencia a su palabra.
- Gálatas 5:16: "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne".
- 1 Pedro 2:11: "Amados, os ruego que como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos carnales que combaten contra el alma".
La lucha continua contra la concupiscencia
La lucha contra la concupiscencia es una batalla continua. No hay un momento en que estemos completamente libres de su influencia. Pero la victoria es posible.
- Romanos 6:14: "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia".
- 1 Corintios 10:13: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis soportar, sino que con la tentación dará también la salida, para que podáis resistirla".
La concupiscencia es un deseo peligroso que puede llevarnos a la muerte espiritual. Pero con la ayuda de Dios, podemos vencerla y vivir una vida de libertad. Debemos recordar que la concupiscencia no es una fuerza invencible. Podemos resistirla a través de la fe, la oración, la obediencia a la palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo. Al enfocar nuestros deseos en agradar a Dios, podemos mantener a raya la concupiscencia y encontrar la verdadera satisfacción en una relación con Él.
¿Qué es la concupiscencia según la Biblia?
¿Qué es la concupiscencia?
La concupiscencia, según la Biblia, es cualquier deseo intenso o anhelo que nos aleja de Dios. No se limita solo a deseos sexuales, sino que puede referirse a cualquier tipo de deseo que nos lleve a la codicia, la avaricia o la búsqueda de satisfacciones egoístas.
¿De dónde viene la concupiscencia?
La Biblia enseña que la concupiscencia nace de un deseo perverso que nos "arrastra" a una dirección opuesta a la voluntad de Dios. Es como una semilla que se planta en nuestro corazón y, al ser alimentada, crece y se convierte en pecado.
¿Cómo afecta la concupiscencia?
La concupiscencia nos aleja de Dios y nos acerca a la muerte espiritual. Puede llevarnos a cometer pecados, a vivir vidas egoístas y a perder la verdadera satisfacción que se encuentra en una relación con Dios.
¿Cómo puedo vencer la concupiscencia?
La Biblia nos anima a resistir la concupiscencia a través de la oración, la obediencia a Dios y la búsqueda del poder del Espíritu Santo. Al enfocar nuestros deseos en agradar a Dios, podemos mantener a raya la concupiscencia y encontrar la verdadera satisfacción en una relación con Él.
Concepto | Descripción |
---|---|
Origen de la concupiscencia | Deseo perverso que nos aleja de Dios |
Naturaleza de la concupiscencia | Cualquier deseo apasionado que nos aleja de Dios |
Progresión de la concupiscencia | Semilla que germina, se convierte en pecado y se vuelve más poderosa |
Vencer la concupiscencia | Dedicarse a la gloria de Dios, llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo y permitir que el Espíritu Santo guíe nuestros pensamientos |
Conclusión | La Biblia ofrece una guía para vencer la concupiscencia a través de la oración, la obediencia a Dios y el poder del Espíritu Santo |
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