Cuando un Niño Dice que Quiere Seguir a Cristo

La crianza de los hijos es un desafío constante, y uno de los momentos más significativos en la vida de un padre es cuando un niño expresa el deseo de seguir a Cristo. Sin embargo, este momento también puede ser lleno de incertidumbre y preguntas sobre la autenticidad de la fe del niño. ¿Realmente entienden lo que están diciendo? ¿Es una fe genuina o simplemente están tratando de complacernos? En este artículo, exploraremos seis principios que pueden ayudar a los padres y líderes de iglesias a abordar esta situación con sabiduría y amor.

1. Fomenta la Fe, no la Duda

A menudo, nuestra reacción inicial ante la profesión de fe de un niño es la duda. Tememos que puedan no comprender completamente o que estén diciendo las palabras correctas sin un entendimiento real. Sin embargo, en lugar de abordar la conversación con escepticismo, debemos fomentar la fe del niño. La duda puede socavar una semilla de fe incipiente y causar más daño que bien. La Prueba de esto es la 1 Corintios 13:7-8, que nos recuerda que el amor cree todas las cosas.

2. La Fe se Experimenta de Maneras Diversas

La fe no se manifiesta de la misma manera en todos los individuos. Algunos niños pueden expresar su fe de manera evidente y apasionada, mientras que otros pueden tener una fe más incipiente. Lo que importa no es la cantidad de fe, sino el objeto de la fe. La fe que salva no depende de la cantidad, sino de a quién se dirige (Mateo 17:20-21, Romanos 10:13).

3. Busca el Deseo de Tener a Cristo

Un indicio de fe genuina es el deseo de tener a Cristo en la vida. En lugar de analizar minuciosamente la autenticidad de la fe de un niño, podemos enfocarnos en si realmente quieren a Jesús y confían en Él. Si un niño muestra un deseo sincero de acercarse a Jesús, es un signo de que el Espíritu Santo está obrando en sus corazones (Juan 6:37-45, Romanos 3:11, Filipenses 2:13).

4. Los Niños Siguen Siendo Niños

Es importante recordar que los niños que han nacido de nuevo todavía son niños. Pueden seguir siendo traviesos o desobedientes después de profesar su fe. El desarrollo cognitivo y emocional de los niños está en constante evolución, y el Espíritu Santo trabaja según Su propio cronograma. No debemos esperar que todos los problemas de comportamiento se resuelvan instantáneamente (Filipenses 1:6).

5. La Primera Conversación es Evangelismo

Después de la profesión de fe, la primera conversación es simplemente evangelismo. Compartir el Evangelio con el niño de una manera que puedan entender es esencial. Pregúntales si creen en las promesas de Dios y si confían en que Él los perdonará y los aceptará. Usa versículos bíblicos para respaldar estas promesas y alienta al niño a creer en lo que Dios ha dicho (1 Juan 1:9).

6. Usa el Lenguaje de "Si/Entonces"

El uso de afirmaciones condicionales con optimismo puede ser efectivo. Diles algo como: "Si deseas a Jesús, si deseas apartarte de tus pecados y crees que Él te perdonará y te recibirá, entonces estás salvado". Esto proporciona una declaración condicional pero categórica que los niños pueden entender fácilmente. No es necesario hacer un juicio definitivo sobre su salvación; simplemente diles que si han confiado en Jesús, están salvados (Juan 6:37).

7. Fomenta una Fe que Necesita Crecer

A veces, el Espíritu Santo trabaja en el corazón de un niño durante un período prolongado antes de que den un paso de fe completo. No debemos apresurar este proceso ni esperar una transformación instantánea. Algunas personas, como los discípulos en los Evangelios, pueden necesitar tiempo para madurar en su fe (Juan 14:8, 16:30-31). Si ves señales de que Dios está obrando en su corazón, anímales a creer en la Palabra de Dios y en lo que Él promete.

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8. Reconoce las Barreras

El enemigo también puede mentir a los niños, diciéndoles que Jesús no los aceptará, no los perdonará o no les importa. Usa afirmaciones basadas en las Escrituras para contrarrestar estas mentiras y desarmar al enemigo. Recuérdales que Jesús ha prometido aceptar, perdonar, escuchar y amar a todos los que vienen a Él (Juan 6:37, Mateo 11:28-30, 1 Juan 1:9, Romanos 5:8).

En resumen, cuando un niño expresa el deseo de seguir a Cristo, debemos fomentar su fe en lugar de dudar. Reconozcamos que la fe se manifiesta de diferentes maneras y que el Espíritu Santo está obrando en el corazón del niño. Nuestra tarea es guiarlos con amor y paciencia en su viaje de fe, confiando en que Dios está obrando en sus vidas de acuerdo a Su plan divino.

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